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¿Cuál es el vínculo entre sociedad, tecnología y educación en el escenario actual?

 

Para responder a esta pregunta, se tendrán en cuenta las características de la sociedad actual, el imperativo tecnológico y las tecnologías en educación y sus dimensiones.

 

Una de las principales características de la sociedad actual es la innovación tecnológica continua lo que la hace más dinámica por un intenso y rápido desarrollo científico-tecnológico. Las actividades que antes de la llegada de Internet y todos los avances tecnológicos actuales pasaban más tiempo y requerían un mayor esfuerzo para realizarse, ahora se pueden realizar de manera muy fácil y rápida con solo un clic o un toque. Todo está a solo un clic o un toque de distancia: es la "Sociedad Movida por Clics" (SMC) o "Sociedad Sensible al Tacto" (SST)[1] de acuerdo con el dispositivo utilizado – computadora o teléfono inteligente –, ambas insertadas en cualquier área de la actividad humana.

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Ese mundo tecnologizado, ahora conocido como una nueva era marcada por el advenimiento de la Internet, marca el surgimiento de la “sociedad de la información” que trae consigo una nueva cultura que involucra nuevos medios de enseñanza a través de nuevas técnicas debido a las necesidades que surgen una tras otra, implicando cambios de comportamiento, nuevos lenguajes, nuevas formas de comunicación, que afectan todas las áreas de la vida humana  que ahora se esfuerza por adaptarse a este nuevo mundo social.

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Las TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación), los continuos avances científicos y tecnológicos, la sociedad de la información, la globalización económica y cultural, el teletrabajo, caracterizan la sociedad actual donde se encuentran nuevas tecnologías para sostener el desarrollo de la información y la comunicación en sus respectivas redes de distribución por medio de los “mass media”, es decir, medios de comunicación masiva o de difusión como televisión, prensa, radio, que, por fin, dan forma a la opinión pública y fortalecen sus valores a través de buenos aportes para la sociedad en su conjunto o de la manipulación de quienes detentan el poder de la subversión hasta el punto de ejercer control sobre ella – una clasificación dicotómica para el avance tecnológico.  

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Esa dicotomía, del bien y del mal, conlleva un sentimiento de pérdida de identidad cultural entre muchas poblaciones mundiales debido a la imposición natural de un país   sobre otro con relación a los usos de los idiomas o procesos de producción, por ejemplo, donde surge una supremacía de los más ricos sobre los más pobres o subdesarrollados.

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La globalización de la economía mundial ocurre a través del desarrollo de compañías de gran porte y corporaciones multinacionales que actúan en un mercado caracterizado por una nueva orden mundial donde el dinero electrónico ya posibilita el libre movimiento de las mercancías y de los capitales así como de personas comunes o de negocios. Las organizaciones económicas mundiales necesitan formación permanente debido a los constantes avances científico-tecnológicos que siempre acarretan cambios significativos en todos los ámbitos sociales, sin mencionar la necesidad de una alfabetización digital[2] que “ha de capacitar a la persona para vivir en la sociedad global e intercultural del tercer milenio” y que involucra todas las áreas del conocimiento desde la vida profesional hasta la vida personal de cada individuo – teletrabajo, teleformación etc., donde se valoran profesionales cualificados por su capacidad de se organizar y desarrollar sus labores por medios tecnológicos. Según Martin (2003, p. 84), esa alfabetización digital se subdivide en dos aspectos dimensionales: instrumental y crítico-reflexiva. El primer contiene los contenidos sobre los instrumentos de la informática, la telemática y la tecnología AV; el segundo, contiene los contenidos sobre los mensajes de la recepción y producción y los diferentes lenguajes y soportes.

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Por otro lado, el analfabetismo digital se convierte en un principio de exclusión dada la necesidad de saber y conocer los mecanismos de la red para poder acceder los medios de formación, información y desarrollo de trabajos en todas las esferas sociales. Las profesiones actuales siguen utilizando las tecnologías que para sus actores han mejorado mucho sus prácticas profesionales, más allá de la práctica docente:

 

Hablamos no solo del ámbito docente, sino también de otras áreas como la medicina, la bibliotecología, el arte, la farmacia, la comunicación, etc. Todas las profesiones han sentido en alguna circunstancia de esta época, el "mandato social" referido al cambio digital en pos de la mejora de sus prácticas. Abogados/as, médicos/as, editores, modistas, han tenido experiencias con usos de tecnologías hasta incorporar las que devinieron como aporte y progreso a sus profesiones. Algo parecido ocurriría, entonces, con la docencia[3].

 

El mandato social ocurre en el ámbito de un imperativo tecnológico – donde las tecnologías se ubican como aporte positivo al mundo y –, donde lo que produce más determina el progreso de la comunidad mundial. Por lo tanto, se reconoce el carácter indispensable de la fabricación y del uso de las herramientas tecnológicas, lo que incluye las TIC cuya utilización extensiva es un factor de cambio. Este carácter imperativo impone el uso de la tecnología no simplemente como una necesidad de la sociedad actual, sino como una obligación o necesidad urgente, es decir, una necesidad absoluta bajo la condición sine qua non de la existencia humana contemporánea en todos los sectores sociales. Por lo tanto, la tecnología manifiesta una obligación, un principio imperativo.

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La sociedad de hoy es conocida por el nombre de “Sociedad de la Información” que es caracterizada por la presencia de las tecnologías multimedia y por sus constantes avances científico-tecnológicos. Esta sociedad se desarrolla a través del conocimiento diseminado por plurales medios de comunicación donde la educación, por ejemplo, puede ser aplicada o administrada de manera personalizada, manteniendo la autonomía con responsabilidad en los trabajos en la red o en equipos organizadas basadas en la diversidad por la cual se respeta las individualidades de los individuos inseridos en el proceso de modo que las acciones pueden ser compartidas libremente. Además, “la rápida evolución de la sociedad de la información lleva a pensar en una educación permanente que ayude al individuo en cada etapa de sua vida a desarrollarse plenamente en una sociedad plural”[4].

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En este entorno educativo, ocurren las aportaciones de las TIC que denotan una cultura tecnológica desarrollada por todos los medios y aparatos existentes en los que se insertan computadoras, telecomunicaciones, imágenes etc., que resultan en el mundo digital formado las tecnologías audiovisuales, la informática y las telecomunicaciones. Las TIC facilitan el acceso a una gran fuente de información, procesando rápidamente todo tipo de dados por medio de diversos canales informatizados que posibilitan la automatización de los trabajos, aún contando con la interactividad que promueve el intercambio de saberes, necesidades, experiencias, permitiendo al mismo tiempo el aumento de la capacidad cognoscitiva que contribuye para la plasticidad cerebral.

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En términos de la tecnología, en todas las áreas del conocimiento y no solo en la educación, la internet es su elemento de mayor fuerza, dando origen a la “Era Internet” donde se ubica la Sociedad de la Información. Un lugar virtual que actúa como si fuera físico porque todo se puede hacer en él. Por supuesto que no se está tratando de asuntos que requieren la presencia material o del alma como sensaciones corporales, sentimientos, emociones, pero es posible compartirlos de modo virtual que da vida a lo real. Eso se refiere a la comprensión que vivimos en tres mundos – presencial, intrapersonal y ciberespacio – que se interactúan de modo satisfactorio, casi por completo.

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La sociedad y la cultura reciben de la tecnología una nueva configuración que contribuye para el cambio de las cosas en términos de mejora en todos los sectores sociales. Los entornos educativos o profesionales implementados por medio de la virtualización de sus tareas requieren un mejor desempeño a partir de una mejora de las habilidades de sus usuarios: nuevas formas de escritura, nuevos lenguajes, nuevas formas de adquisición de conocimientos...

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La educación desde la perspectiva de una nueva metodología de enseñanza a partir de la innovación tecnológica promueve mejoras en el proceso de enseñanza y aprendizaje. Las respectivas herramientas proporcionan gran disponibilidad de información al estudiante en un proceso educativo innovador, más dinámico y eficiente que le permite interactuar digitalmente con los contenidos. Sin embargo, las nuevas tecnologías en el ámbito educativo no se pueden tomar como un recurso de enseñanza innovador porque esto no es una metodología neotradicional sino que sea un componente integrador en la educación contemporánea. 

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Ha habido muchos cambios en la educación debido a los avances tecnológicos en su entorno y los estudiantes los absorben bien, como la internet y la informática, que les proporcionan una gran cantidad de información y agilidad en la producción. Todavía, ¿pueden estas contribuciones tecnológicas realmente garantizar una buena formación intelectual? Hay una gran necesidad de “buscar nuevos modos de comprensión para el vínculo pedagógico ahora con presencia tecnológica” (Canavoso, 2014, p. 108) para proporcionar a los estudiantes un aprendizaje significativo a través de esos recursos con el debido acompañamiento de los docentes que no se limitan a introducir computadoras en las clases, sino que buscan calidad incorporada a la innovación lo que implica en calidad pedagógica, pero eso depende del docente le otorgar un sentido educativo en su propuesta de enseñanza.

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Esto cubre las dimensiones de las tecnologías que pueden ser artefactuales, organizativas y simbólicas, es decir, los aparatos físicos mismo, el espacio del trabajo educativo y los diversos lenguajes desarrollados en este entorno, lo que hace del aula un material de análisis debido a los diversos lenguajes que se pueden inferir de la imagen: “lenguaje oral, escrito, icónico, verbo-icónico, no verbal... entonces lo que parecía inmutable y carente de análisis se vuelve dinámico y analítico. El aula es material de análisis” (Casablancas, 2014. P. 35).

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El aspecto dimensional de las tecnologías adoptadas en el sistema educativo contribuye para los diversos alcances de la Tecnología Educativa que, por su vez, puede también suceder de diversas maneras con vista a la superación de una visión reduccionista del desarrollo del proceso de enseñanza y aprendizaje en el camino hacia una visión holística que permite plantear una visión renovada sobre la Tecnología Educativa que está relacionada no sólo al proceso enseñanza-aprendizaje, sino al nuevo proceso aprendizaje-con-tecnologías que igualmente se desarrolla en los centros educativos como “una disciplina integrada en las Ciencias de la Educación y, por tanto, en las Ciencias Sociales” (Pons, 2009, p. 39).

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Una de las posibilidades emergentes derivadas de estas tecnologías instaladas en los centros educativos es el uso de entornos virtuales de aprendizaje (EVA) para apoyar la labor docente, extendiendo la clase más allá de las fronteras del aula. Los entornos virtuales de aprendizaje son además útiles para que los docentes puedan formarse de manera continua, participando de experiencias de formación centradas en perspectivas educativas constructivista de raíces socio culturales, donde la interacción con los pares, la reflexión y el construir conocimiento en forma colaborativa son aspectos centrales.

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El conocimiento, como sabemos, es uno de los componentes del acto pedagógico. Así, según Bartolomé y Grané, el proceso de aprendizaje del estudiante se ve reflejado en la medida que el docente utilice adecuadamente las herramientas tecnológicas de tal forma que permite plantear a los educadores algunos de los conceptos e ideas que hoy prevalecen en la “sociedad del conocimiento” y deja aflorar las inquietudes que generan en una escuela todavía sustentada en gran medida de concepciones, ideas y diseños de otros tiempos. El trabajo colaborativo permite generar un conocimiento colectivo a través de recursos tecnológicos, sin embargo, todo ese trabajo no es suficiente ya que el estudiante lee lo necesario y no se involucra totalmente en el aprendizaje. La visión de la TE está basada en elementos que permiten equilibrar la calidad de la educación sobre la naturaleza cambiante del conocimiento, lo que permitirá ser sostenible en el tiempo. El docente debe adaptarse para generar nuevo conocimiento: adaptarse al cambio en una era digital permite colocar al conocimiento como un eje principal para continuar avanzando en el campo de la investigación y en la educación de forma colaborativa.

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El conocimiento electrónico del contenido pedagógico (ePCK) consiste de conocimiento que los maestros deben poseer para integrar con éxito la tecnología en sus aulas ePCK no es necesariamente un marco pero un tipo específico de conocimiento docente que existe junto conocimiento de contenido, pedagogía y currículum. Este tipo de conocimiento es claramente diferente de la técnica básica conocimiento y vinculado a la eficacia docente, un componente necesario de la integración tecnológica. Los maestros que poseen ePCK pueden desarrollar y implementar un plan de estudios que incluya métodos y estrategias para integrar tecnología en áreas de contenido en un esfuerzo por Maximizar el aprendizaje de los estudiantes. Contenido pedagógico electrónico El conocimiento difiere del marco TPACK como ePCK enfatiza las prácticas pedagógicas específicas de la educación tecnología en lugar de conceptualizar la tecnología como un ámbito distinto de conocimiento.

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Conocimiento Tecnológico de Contenido Pedagógico – Web (TPCK-W) consiste en el conocimiento de los componentes TPACK. El marco tecnológico del conocimiento del contenido pedagógico contenido y pedagogía, y en lugar de tecnología general, la World Wide Web. TPCK-W es identificado como una extensión del original de Shulman (1986) framework y el marco TPACK de Mishra y Koehler (2006). Este marco fue desarrollado específicamente en respuesta a la generalidad de la tecnología en el marco TPACK y intenta elaborar y aclarar el conocimiento más avanzado necesario para enseñar específicamente en la Web. El nuevo El componente web incluye conocimientos sobre usos generales de la Web, herramientas Web específicas y uso avanzado de la Web. Un ejemplo de TPCK-W es poder seleccionar apropiado (para contenido deseado y pedagogía) cursos existentes en la web para ayudar a la enseñanza. El advenimiento de las nuevas tecnologías requiere que los maestros desarrollen nuevas formas de conocimiento que conecta las posibilidades para el desarrollo de las tareas educativas.

Cuanto a los docentes en línea o de la Educación en Línea (EeL),  un espacio en línea es, de algún modo, un espacio vacío. Un entorno de educación en línea vacío no es per se más o menos colaborativo, más o menos conductista. Estas características del entorno como colaborativo, conductista, constructivista, está dado por el diseño con el que sea moldeado, por las actividades de aprendizaje propuestas y por las formas de intervención del docente. Desde la perspectiva de la educación en línea, existe el espacio común de interacción, donde los participantes se encuentran en constante diálogo, intercambio y producción y creación conjuntas. En forma concomitante, los clásicos materiales de estudio específicamente diseñados dejan de ser el centro y es necesario repensar cuál es el rol de los mismos dentro de una propuesta y qué características deberán reunir en forma coherente con el resto de la propuesta de educación en línea.

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Dispositivos tecnopedagógicos ponen de relieve el lugar de las TIC en la constitución del campo de la EeL y su rol condicionante respecto del desarrollo de propuestas. El diseño tecnopedagógico, como referente inmediato que es de la práctica educativa, condiciona y orienta los usos que profesores y alumnos hacen de las herramientas, recursos y aplicaciones TIC que incorpora.

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A continuación, doy un breve informe sobre cómo desarrollar una unidad didáctica para el contenido del programa de la asignatura que enseño:

Doy clases de portugués. Hoy en día ya no es posible impartir clases a la antigua usanza, utilizando solo libros, cuadernos y pizarras. Es necesario utilizar herramientas tecnológicas que capten la atención de los estudiantes junto con contenido didáctico relacionado con la vida cotidiana, lo que ven todos los días en los tablones de anuncios, anuncios callejeros, por ejemplo. Esto los animaría a aprender en el sentido de que se darían cuenta de la importancia de conocer el sistema del lenguaje y saber cómo usarlo adecuadamente.

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Para eso, usaría un recurso audiovisual simple, con figuras relevantes para el tema y, preferiblemente, con algo de humor para proporcionar un entretenimiento concomitante a la tarea. Para desarrollar este contenido de modo de optimizar la enseñanza, usaría recursos digitales como una computadora o un proyector para reproducir imágenes o videos que estimulen a los estudiantes, manteniendo su atención y alentando el ejercicio para el aprendizaje final.

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Llevando en cuenta las TIC y las TAC, el uso pedagógico de las tecnologías amplia las posibilidades del aula tradicional y constituye una mejora para enseñar y aprender mejor. Las tecnologías artefactuales como computadoras y accesorios correspondientes, móviles, cuadernos, componen la metodología didáctica esencial para la enseñanza, formando un panóptico pedagógico que inserta la tríada didáctica de las dimensiones tecnológicas organizativa y simbólica que naturalmente hacen parte del desarrollo del contenido del programa.

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Eso mejoraría la propuesta de aprendizaje porque ampliaría las posibilidades del aula tradicional cambiándola por el aula tecnologizada que no descarta la primera, pero la educación siente el mandato social referido al cambio digital en pos de la mejora de sus prácticas – la misión de crear en el entorno educativo la capacidad para organizar los conocimientos y adaptarlos a las necesidades sociales de los fututos profesionales que han preparado. Todo lo que se planta en educación se cosecha después de la capacitación y se invierte en bienes comunitarios. Así, en medio de esta era tecnologizada, todos los recursos didácticos tecnológicos se aplican para la mejora profesional. Por ejemplo, un curso de idiomas desarrollado con tecnología artefactual con historias contextualizadas en videos y otros programas a partir de aplicativos donde se perciben hechos cotidianos que, por lo tanto, están asociados con la vida del estudiante, proporcionando una fácil memorización de elementos simbólicos como el lenguaje icónico, oral y escrito hasta el punto de facilitar el acto de comunicación entre diferentes hablantes de idiomas.

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REFERENCIAS

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Canavoso, Andrés Sebastián. De las TIC a las TAC, un cambio significativo en el proceso educativo con tecnologías. Reseñas de Publicaciones y Entrevistas. VEsC - Año 5 - Número 9 – 2014. Disponível en: <http://revistas.unc.edu.ar/index.php/vesc>.

 

Bartolomé, A., & Grané, M. (2013). Interrogantes educativos desde la sociedad del conocimiento. Universitat de Barcelona: Aloma - Revista de Psicologia, Ciències de l’Educació i de l’Esport.. pp. 74-80.

 

Casablancas, Silvina. Enseñar con tecnologías: transitar las TIC hasta alcanzar las TAC. 1ª ed. Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Estación mandioca, 2014.

 

Martin, Alfonso Gutiérrez. Alfabetización Digital: algo más que ratones y teclas. 1ª ed. Barcelona: Editorial Gedisa, 2003.

 

Koehler, M. J., Mishra, P., Kereluik, K., Shin, T.S., & Graham, C. (2014). The Technological Pedagogical Content Knowledge Framework. En M. J. Spector, M. D. Merrill, J. Elen, & M. J. Bishop (Eds.). Handbook of Research on Educational Communications and Technology (4ª ed., pp. 101-111.). New York: Springer.

 

Pons, Juan de Pablos. Tecnología Educativa: la formación del profesorado en la era de internet. Málaga: Ediciones Aljibe, 2009. 

 

[1] Denominaciones creadas por la autora de esta pesquisa.

[2] Martin, Alfonso Gutiérrez. 2003. p. 83.

[3] Casablancas, Silvina. 2014. p. 32.

[4] Martin, Alfonso Gutiérrez. 2003. p. 81.

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